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Feminismo y sus movimientos políticos en México

Hablar de participación política de las mujeres sin tomar en cuenta los movimientos sociales y políticos del feminismo, resulta un tanto insuficiente. El movimiento feminista ha sido determinante en el reconocimiento del derecho al voto femenino, así como la ampliación de los derechos políticos, civiles y sociales de las mismas, que han contribuido en el proceso de visibilizar a la mujer como sujeto pleno de derechos.

El feminismo como perspectiva política, implica visibilizar los problemas de género y con ello tomar soluciones radicales que entrañan un peligro para el sistema patriarcal, ya que, indudablemente, representan un peligro para las leyes y costumbres que, a pesar de que violentan los derechos humanos de la mujer, han sido por siglos considerados como sagrados.

La verdadera esencia de la participación política donde la mujer representa un papel activo, únicamente cobra sentido cuando se comprende el concepto de feminismo; una etiqueta que desde tiempos inmemorables sigue siendo objeto de prejuicios y de una constante devaluación que malamente se confunde y asemeja con un movimiento de incitación al odio contra los hombres.

Feminismo es más que un movimiento, es una ideología que propugna el cuestionamiento tanto de la realidad como del pasado a través de la historia, con el objetivo de identificar y evidenciar los distintos factores que oprimen a la mujer por el simple hecho de pertenecer a dicho sexo, y con base en ello, proponer soluciones que permitan devolverle al sexo femenino su protagonismo como personas.

La ideología feminista no se establece como una oposición social y política hacia los hombres, sino contra el sistema de dominación patriarcal que se encuentra tan firmemente enraizado en las percepciones de ambos sexos.

La lucha por los derechos políticos de mujeres y hombres indudablemente no ha ido a la par. La relevancia e influuencia del movimiento e ideología feminista se centra precisamente en la indiferencia, por parte de innumerables movimientos sociales e ideologías, en incorporar los derechos de las mujeres como uno de sus objetivos de lucha. A modo de ejemplo, resulta necesario remontarnos al movimiento revolucionario mexicano de 1910, en el cual la incorporación de las mujeres fue importante, tanto para la difusión de las ideas revolucionarias como dentro de las actividades militares. Tal es el caso de María Teresa Arteaga, quien colaboró en el sostenimiento del periódico Regeneración y formó parte de la junta organizadora del partido liberal; o el de Dolores Jiménez y Muro, quien participó en la redacción del Plan de Ayala.

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Se ha llevado a suponer erróneamente, que los derechos políticos de las mujeres fueron adquiridos de manera natural, o que incluso venían incluidos en el mismo paquete de lucha por los derechos sociales, civiles y políticos de los hombres. Sin embargo, las mujeres fueron quienes, mediante luchas independientes con perspectiva feminista, consiguieron el derecho al voto; en contra del sistema patriarcal, a costa de su tranquilidad e incluso de sus propias vidas.

Y es aquí donde vale la pena mencionar, por ejemplo, a Hermila Galindo, que desde 1916 envió al constituyente escritos para solicitar los derechos políticos de las mujeres; a Elvia Carrillo Puerto, quien gracias a su activismo propició que en 1922 se lograra que Yucatán se consolidara como el primer estado en reconocer el sufragio femenino; o las publicaciones de mujeres como Esther Chapa, que durante años envió, al empezar las sesiones, una carta solicitando el derecho al voto femenino; e incluso a movimientos como el Frente único pro derechos de la mujer (F.U.P.M.), fundado en 1935, el cual logró que el presidente Cárdenas enviara una iniciativa para reformar el artículo 34 constitucional; y también a mítines como el de 1945, que propició que el presidente Miguel Alemán se ofreciera a otórgales el voto a nivel municipal, y que más tarde, en 1952, Ruiz Cortines prometiera otórgales los mismos derechos políticos.

Gracias a los movimientos feministas ya mencionados, †nalmente, el 17 de octubre de 1953, se reformaría el artículo 34 constitucional, adquiriendo las mujeres la ciudadanía plena.

Hablar de feminización de la política tiene que ver no sólo con la mayor presencia de mujeres en la política; es ir más allá de la paridad. Implica la acepción de incorporar temas con perspectiva feminista dentro de la agenda política, que permitan combatir los diversos problemas que violentan los derechos humanos de las personas por cuestiones de género.

Es necesario que los sexos accedan al poder en condiciones equitativas, y que con ello las mujeres ocupen los puestos que les han sido negados a lo largo de la historia. Sin embargo, la paridad por sí sola, como un derecho que asegura la representatividad proporcional de los sexos dentro de los distintos niveles de toma de decisiones, no asegura que realmente se esté trabajando por la igualdad y equidad de los derechos del sexo femenino. En otras palabras, ser mujer no implica en lo absoluto tener convicciones feministas.

Incorporar el feminismo dentro de la política permite no caer en la creación de políticas erróneas, que lejos de garantizar los derechos de la mujer, representan un verdadero retroceso en materia de derechos humanos.

La feminización de la política no se constituye como la exclusiva responsabilidad de las mujeres, sino también resulta necesario que sea acogida por hombres con una nueva y distinta manera de hacer política. La adhesión del feminismo no es una opción, es la única manera de alcanzar sociedades mejores y más democráticas.

Sin duda, el feminismo no sólo ha conseguido llamar la atención mundial sobre la invisibilidad y la ausencia de las mujeres en el ámbito social y político, sino que ha ido formando y transformando significativamente los entornos.

El feminismo no es un grupo que busca dividir o fomentar el odio hacia el género masculino, sino que es un movimiento político y social que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo, en contra de la opresión, la violencia sexual, subordinación y explotación, que busca condiciones de igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres en relación con los hombres, así como condiciones sociales justas para ambos sectores.

Las mujeres están saliendo adelante y en muchos países se han dado avances importantes en los últimos años. La principal causa para que esto sea así es que la educación se impone, y en los países más adelantados no sólo se están alcanzando la igualdad en los niveles educativos más altos, sino que se está haciendo con grados de aprovechamiento más fructíferos.

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En las sociedades, los movimientos feministas en particular son fuerzas vivas y muy activas que difícilmente van a poder ser paradas por muchas estrategias que se inventen para contrarrestarlas.

Algunos logros del movimiento feminista en México son:

  • - Derecho al voto
  • - Derecho a la educación
  • - Participación política
  • - Reconocimiento de la violencia a las mujeres
  • - Trabajo renumerado

El proceso es tan imparable que la mayoría de la opinión pública ha asumido que se trata de uno de los principales motores actuales del cambio social. Los cambios logrados para alcanzar la igualdad formal y las acciones positivas para avanzar en la igualdad real han sido instrumentos de utilidad para la igualdad de la mujer.

Las mujeres, igual que los hombres, tienen opiniones y actitudes políticas e ideológicas muy diversas porque tienen intereses muy diferenciados, pero como seres humanos tienen una serie de derechos comunes que van desde el derecho al trabajo, a la libertad de expresión, a participar activamente en la política, a estudiar, al sexo, y también al merecido descanso después de largas jornadas de trabajo, el derecho al ocio, la cultura y los aspectos lúdicos.

Lo que está pasando en estos momentos en los movimientos feministas suscita una serie de refleexiones: en primer lugar, el feminismo está actualmente visible básicamente en los ámbitos académicos, en la investigación y en el enunciado de los cambios sociales, pero más escasamente en la opinión pública. Como movimiento social, aparentemente está poco activo.

En México se adoptan acciones afirmativas para las mujeres a manera de cuotas con el objetivo de ayudar a superar los obstáculos que les impiden ingresar en la política del mismo modo que a los varones. Estas cuotas se clasifican en tres grupos: obligatorias, voluntarias y de financiamiento. Cada una de ellas se incluyó en las diversas reformas político-electorales que ha tenido nuestro país. En 1993 se conminó a los partidos políticos a promover la participación política de las mujeres; en 1996 se recomienda a los partidos políticos el no postular más del 70% de candidaturas del mismo género; en 2002 se aplica la cuota de 70/30% en candidaturas a diputados y senadores en tanto la lista de RP en cada uno de los tres primeros segmentos estaría integrada por una candidatura de género distinto; para 2008 la cuota 60/40 a candidaturas de diputados y senadores. Las listas de representación proporcional se integran por segmentos de cinco candidaturas. En cada uno de los segmentos de cada lista habrá dos candidaturas de género distinto, de manera alternada y en 2014 la paridad entre los géneros 50% de cada uno de los géneros en las listas de los partidos.

Los logros del movimiento feminista en México ni son pocos ni han sido gratuitos; la agenda de la igualdad aún tiene pendientes importantes para que las mujeres pueden ejercer plenamente su liderazgo político, social y económico, esto es, una paridad sustantiva de derechos y oportunidades.