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Participación, representación y decisión de las mujeres en la política

Lamentablemente la violencia en razón de género se hace presente en sectores tan importantes como lo es la política y esto influye drásticamente en la participación de las mujeres en esta rama a nivel mundial.

La violencia política son las acciones agresivas cometidas por una o varias personas que causen daño físico, psicológico o sexual en contra de una mujer o varias, en ejercicio de la representación política. Se trata de una consecuencia no deseada a la irrupción en la política de las mujeres que ha generado resistencia en los partidos políticos.

En ocasiones, el electorado no cree que votar por una mujer sea la mejor opción; las ideas machistas persisten y hacen dudar de las capacidades de las mujeres y esto desanima a las mismas para incursionarse en la vida política/democrática del lugar del que se trate.

Debemos reconocer que los sistemas democráticos tienen una deuda pendiente con la plena inclusión y el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres; ciertamente vamos en vías de saldar esa deuda, pero todavía no se ha logrado. Los políticos piensan que se trata de una competencia o revancha cuando la realidad es que sólo se trata de justicia, si fuera así como lo plantean ellos entonces las mujeres tendrían que ocupar el cien por ciento de los cargos políticos, e institucionales del país.

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Las mujeres se enfrentan a dos tipos de obstáculos a la hora de participar en la vida política. En primer lugar a las barreras estructurales creadas por las leyes e instituciones discriminatorias para poder votar o presentarse en las elecciones y en segundo lugar la forma en que se manejan las capacidades de las mujeres, ya que muchas veces las mujeres tienen menos probabilidad que los hombres de contar con la educación, contactos, recursos y acceso a servicios necesarios para convertirse en líderes eficaces y, en ocasiones, aunque cuenten con ello, los mismos miembros de sus familias no dejan que se desarrollen libremente en lo que ellas desean. Pero en términos generales aún no existe esa igualdad de oportunidades para todas y todos. Se han identificado cinco barreras que dificultan la carrera política de las mujeres en el interior de los propios partidos políticos, como: la carencia de reglas estatutarias que establezca de manera directa la inclusión de mujeres como responsables de los cargos de dirección, monopolios de poder por parte de los hombres en las estructuras de los partidos y la ausencia de las élites partidistas comprometidas con la agenda de género. Los discursos de los políticos muchas veces apoyan a las mujeres, pero la realidad es que en la práctica se menosprecia mucho el tema de género, muchas estructuras de los partidos políticos son femeninas y ni así el tema se ha vuelto prioritario. Otra barrera es la ausencia de procesos basados en los méritos para la selección de candidaturas o la dificultad de las mujeres para conseguir recursos para hacer campañas y mantener las exigencias de la vida política.

Es cierto que existe una brecha de género, es decir, la distancia entre el número de hombres y mujeres en los cargos legislativos que afortunadamente poco a poco ha disminuido al elevarse el nivel de participación política de las mujeres y la posibilidad de acceso. Se han implementado ciertas prácticas para ello, como la paridad de género, entendida como un principio que se utiliza para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres en el acceso a puestos de representación política. Es un criterio estipulado en la ley para asegurar la participación igualitaria en la definición de candidaturas. Éste busca concebir el espacio público, como un espacio que tiene que ser compartido por hombres y mujeres, como sucede o debería suceder siempre en nuestra vida cotidiana ya que el poder debe ser compartido por ambos géneros.

Tiene mucha fuerza este criterio, sin embargo, no es suficiente, es por ello por lo que se han generado reglas estrictas como: obligarlos a poner a las mujeres en distritos competitivos, ayudar a que las mujeres tengan recursos para que puedan competir en igualdad de condiciones, intentar tener un sistema electoral favorable que ayude a mejorar sus condiciones de competencia, etc. Dichas medidas implementadas han ayudado a las mujeres a llegar en mayor cantidad a los espacios públicos, pero es extraño que, aunque se lleven a cabo en distintos y varios lugares a la vez, los resultados no sean los mismos y esto ocurre por diversos factores, porque no se adoptan acciones afirmativas adicionales, no sólo el principio de paridad de género, por ejemplo, que la lista de representación proporcional para el senado fuera encabezada por mujeres, este tipo de acciones pueden marcar la diferencia y pueden lograr que se acerque a la paridad de género.

Algunos factores que han influido favorablemente en esta materia son los esfuerzos de las autoridades partidistas, esfuerzo de los movimientos feministas, de las redes de mujeres de la sociedad civil, pero sobre todo la voluntad y el compromiso de autoridades electorales tanto administrativas como jurisdiccionales.

En los grandes sistemas democráticos, como el nuestro, la paridad de género es fundamental porque toda la población, sin excepción debe estar incluida en los asuntos públicos y en las cuestiones políticas, en particular de las mujeres y se debe revertir la no inclusión para una democracia plena. Muchas veces pasa que el sistema normativo interno, por ejemplo, el de los grupos indígenas, las mujeres no pueden aspirar a diferentes cargos en la comunidad y es algo que no se debe permitir. Las autoridades deben eliminar cualquier tipo de obstáculo, no es justo que le dan el sí a las mujeres en la política, pero imponen ciertas o muchas restricciones. Se debe de trabajar en ello para que efectivamente todas las personas, las mujeres, por supuesto, puedan ejercer plenamente sus derechos políticos.

Los pasados procesos electorales en México han demostrado resultados favorables para las mujeres y su participación, en presidencias municipales, congresos y entidades federativas. Es una buena noticia, sin embargo, se debe seguir trabajando, se requiere una agenda de género, solventar las deficiencias normativas y eso puede servir como una guía para orientar los trabajos en el ámbito legislativo y seguir mejorando en este tema.

Es de suma importancia entender que la participación de las mujeres fortalece la democracia y la legitimidad nacional. Con la participación de ellas se toman en cuenta nuevos temas y legislar si es necesario, sobre los mismos. La manera en que los hombres y las mujeres piensan y las ideas que tienen no siempre son las mismas y justo esto es lo que hace diverso y enriquecedor el mundo de la política.