Abordando la violencia política en razón de género
La violencia en contra de las mujeres es un tema en tendencia dada la relevancia que ha cobrado el movimiento feminista y la búsqueda de condiciones de mayor bienestar para ellas. Aunque hablamos o escuchamos casi a diario de violencia contra las mujeres, no hemos logrado dimensionar la gravedad del problema en nuestro país.
Algunas cifras importantes, que nos ponen en contexto sobre la situación a la que ellas se enfrentan día con día, fueron presentadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía resaltando lo siguiente:
- Para el año 2020, la tasa de violaciones y delitos sexuales aumentó en un 30 % respecto de años anteriores.
- En México más del 90 % de los delitos de violencia en contra de las mujeres no se denuncia ni tienen un seguimiento formal ante las autoridades.
- Casi el 58 % de los casos en los que las mujeres sufren algún tipo de violencia se concentran apenas en 8 entidades del país.
- Las estadísticas muestran que diariamente mueren 10 mujeres en el país, cuyos delitos son catalogados como violentos.
De lo anterior podemos retomar la importancia de legislar en materia de derechos para reducir el golpe a los derechos de las mujeres. Parte de esos golpes se ven reflejados en el mundo de la política y la relación de las mujeres con ella; la pregunta sería ¿son diferentes las circunstancias de la mujer en el sector político?
VIOLENCIA
Para entender la violencia política en razón de genero tenemos que desmembrar las partes que componen al término. Para empezar, debemos de£nir que es la violencia, así como sus diversas formas de hacerse presente. Se entiende por violencia, en palabras de la Organización de las Naciones Unidas a:
“los actos o acciones que impliquen el uso de la fuerza o el poder físico de forma intencional, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que tenga cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”.
Si ponemos atención a la de£nición que se nos presentó anteriormente nos daremos cuenta de que existen diversos tipos de violencia e incluso, varias formas de causarla. La violencia no se limita a un sector de la población, a terceras personas o a un nivel económico especí£co. Se puede ocasionar en grandes grupos, incluso entre países, en modalidades que van más allá de los golpes o las agresiones físicas.
En términos generales la violencia puede presentarse en tres ramas distintas:
- La violencia autoinfligida: tiene que ver con el hecho de hacerse daño a sí mismo a través de autolesiones (no siempre físicas) o las tendencias suicidas. Los comportamientos de riesgo, tales como actividades sexuales sin protección o bien, el autosabotaje, forman parte de esta primera expresión de violencia.
- Violencia interpersonal: esta segunda categoría incluye la violencia entre familiares o personas sin parentesco, es decir, hacia terceros. En ella podemos ver incluidos a menores de edad o personas de la tercera edad y no se limita, tampoco, a las agresiones de carácter físico.
- Violencia colectiva: ésta tiene que ver con el tipo de violencia que se genera a gran escala, un ejemplo de ello son las guerras. Sus principales motores tienen que ver con la religión, la política o la economía y van más allá de las agresiones cuerpo a cuerpo.
Como se mencionó anteriormente la violencia no es exclusiva de un sector o algún ámbito en especí£co, de esto se desprende que exista la violencia laboral, la violencia política o la violencia intrafamiliar, por mencionar algunas. La violencia política, de la que se desprende el tema central de este texto, se abordará más adelante.
GÉNERO
Para apenas hace unas generaciones era complicado abordar la palabra género porque no se conocía la diversidad y todo se abordaba dentro de dos espectros, el ser hombre o el ser mujer.
Contrario a lo que muchos asumen, cuando hablamos de género no hablamos de un hombre o una mujer, eso es el sexo con que se nace. Éste corresponde a todas aquellas características, actividades, rasgos, oportunidades o costumbres que nos identi£can más dentro del espectro de lo que se considera socialmente “correcto” para ser un hombre, una mujer o una persona no binaria. Lo mismo ocurre con los niños y las niñas. Por ejemplo, socialmente, hace algunas décadas, era propio de las mujeres utilizar colores como el rosa. Eso era parte del “género”. O bien, está dentro de las actividades de un hombre el vestir pantalón, eso también se denomina género.
La Organización de las Naciones Unidas tiene una de£nición bien clara en lo que al tema se re£ere, misma que se presenta a continuación:
“El género se refiere a los roles, las características y oportunidades denidos por la sociedad que se consideran apropiados para los hombres, las mujeres, los niños, las niñas y las personas con identidades no binarias. El género es también producto de las relaciones entre las personas y puede re ejar la distribución de poder entre ellas. (…) No es un concepto estático, sino que cambia con el tiempo y del lugar. El género interactúa con el sexo biológico, pero es un concepto distinto.”
La relación entre género y violencia es extensa. A lo largo del tiempo se ha podido comprobar que las mujeres son víctimas de ella en mayor frecuencia que lo son los hombres. Esto a raíz de los estereotipos, las costumbres y la falta de atención a los problemas de igualdad entre ambos.
VIOLENCIA POLÍTICA POR GÉNERO
En la política la violencia no es un tema aislado, ésta también se hace presente en el ámbito y tiene diversas manifestaciones. El Instituto Nacional electoral ha desarrollado un protocolo completo para identi£carla, sobre todo, para darle el tratamiento que requiere.
Debemos saber que son actos de violencia política todos aquellos que impliquen calumnias, difamación, injurias o que denigren a instituciones públicas, personas servidoras públicas, candidatos políticos, partidos políticos, militantes, etc.; todo con el propósito de alterar el orden público.
Entendiendo esto podemos hacer escala en la pregunta, ¿hay diferencia entre la violencia política y la violencia política en contra de las mujeres? Aunque pareciera que la violencia es simple violencia, afectando a todos por igual o sin distinción, no es así. Las mujeres no son la excepción en los casos de violencia política, por lo que la forma en que se atiende el problema es distinta.
En política, cuando una mujer sufre menoscabo a sus derechos políticos sólo por cuestiones de género, se entiende que está sufriendo de este tipo de violencia. Un ejemplo de ello sería el impedimento a una candidatura porque hay un hombre disponible para el puesto, cuando los indicadores como el nivel educativo, la popularidad o la preparación harían evidente que ella es más apta para el puesto.
Estos actos pueden refejarse en los que a continuación se presentan; siendo ejecutados por la institución pública, el partido político, otros candidatos o actores políticos o incluso la sociedad.
- Actos u omisiones simbólicos,
- Violencia verbal,
- Violencia económica,
- Ataques físicos, sexuales o psicológicos, y/o
- Violencia patrimonial.
Existen elementos especí£cos de acuerdo con el manual de violencia creado por el INE que hacen que se pueda diferenciar la violencia política contra la mujer de otros tipos de violencia. Los cuatro puntos abordan lo siguiente:
- Acción u omisión incluida la tolerancia.
- Basada en elementos de género.
- Ejercida en la esfera pública o privada.
- Tiene por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio efectivo de los derechos políticos y electorales de una o varias mujeres, el acceso al pleno ejercicio de las atribuciones inherentes a su cargo, labor o actividad, el libre desarrollo de la función pública, la toma de decisiones, la libertad de organización, así como el acceso y ejercicio a las prerrogativas, tratándose de precandidaturas, candidaturas, funciones o cargos públicos del mismo tipo.
En nuestro país, las situaciones de mayor preponderancia que atentan contra los derechos políticos de las mujeres van desde la obstaculización en el acceso a cargos públicos o candidaturas, hasta la difamación o propagación de material personal en redes sociales; siendo el último uno de los más comunes hoy en día.
Este año, durante el proceso electoral que abarcaba el periodo 2020-2021, el Instituto Nacional Electoral reportó que este tipo de violencia había tenido un incremento del 80% comparado con procesos anteriores. Actos como la destitución injusti£cada a manos de otros funcionarios (hombres) o como anteriormente se mencionó, la difusión de imágenes que alentaban a la violencia o de carácter machista, fueron los más sonados. El bloqueo a la posibilidad de acceder a una elección como candidatas, constituyó la principal denuncia de las mujeres mexicanas en contra de partidos políticos en sus entidades.
Aunque a inequidad en la política aún prevalece se han establecido criterios que permiten la reducción en la brecha de presencia entre hombres y mujeres. Un ejemplo claro de ello se hace presente a través de los Principios de Paridad de Género, presentes en nuestra Constitución. Mediante la aplicación y uso de estos principios, se garantiza que las mujeres ocupen el 50 % tanto de la Cámara de Senadores como las de Diputados.
El objetivo central de la aplicación de estos es que en México se legisle con una visión más “pareja”, donde prevalezca la búsqueda de la igualdad e inclusión. Dando la oportunidad de avanzar a todos aquellos grupos, como el de las mujeres, que han sufrido de alguna forma de marginalización política.