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Las mujeres y sus decisiones en la política

La presencia de mujeres en funciones de liderazgo aumenta la probabilidad de que se consideren sus necesidades en la toma de decisiones, otras mujeres promueven la igualdad de género como eje central en la democracia. La resolución sobre la participación de la mujer en la política, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2011, señala la importancia de la participación política de las mujeres en todos los contextos, como la preocupación por los muchos obstáculos que aún les impiden hacerlo en condiciones de igualdad con los hombres. Algunas mujeres que han conseguido superar estos obstáculos a menudo incluyen positivamente en la sociedad en su conjunto.

Las medidas especiales de carácter temporal o acciones a”rmativas, y de manera particular las cuotas, han sido un factor fundamental para incrementar la proporción de las mujeres en cargos de decisión sobre todo en los parlamentos donde se han aplicado, con lo cual se ha acelerado el proceso para alcanzar la igualdad de resultados entre mujeres y hombres en materia de derechos políticos y económicos. Las acciones afirmativas para la igualdad de género rara vez se aplican en la conformación de los niveles de gobierno, particularmente en los gobiernos locales, en donde la participación de las mujeres se mantiene baja.

México ha logrado importantes avances en esta materia, recientemente se llevó a cabo una reforma constitucional que establece la obligatoriedad de la paridad en candidaturas al Poder Legislativo, tanto federal como local. Todavía existe una brecha importante para lograr la paridad, sobre todo en el nivel local. En la LXII Legislatura del Congreso de la Unión que comenzó sus labores en septiembre de 2012, se registró una representación femenina que por primera vez en la historia del país superó el 30 por ciento en puestos de elección parlamentaria, gracias al cumplimiento del mecanismo de cuota.

ONU Mujeres trabaja para incrementar el liderazgo y la participación política de las mujeres, con el fin de coadyuvar a la aplicación de la paridad entre mujeres y hombres en la representación política y la toma de decisiones. La meta es incrementar el número de mujeres en puestos de representación y toma de decisiones a nivel nacional, estatal y municipal, así como promover sistemas electorales que garanticen los derechos político-electorales de las mujeres, especialmente en el marco de la reciente reforma constitucional relacionada con la paridad. Con este fin, orienta su trabajo en torno a los siguientes objetivos:

  • 1. Fortalecer las capacidades de mujeres políticas –incluidas mujeres indígenas– a nivel nacional, estatal y municipal.
  • 2. Incrementar el acceso de las instituciones federales electorales a conocimiento y herramientas clave para garantizar la implementación de las disposiciones relativas a la paridad y/ o las cuotas de género establecidas en la legislación electoral.
  • 3. Impulsar consensos y acuerdos nacionales y estatales en torno a las reformas de paridad de género.

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Para el logro de estos objetivos, se desarrolló el modelo de intervención “Iniciativa SUMA. Democracia es Igualdad”, que tuvo su origen en el proyecto “Fortalecimiento de la Participación Política de las Mujeres y Promoción de una Agenda de Empoderamiento Económico”. Dicho proyecto fue implementado entre 2010 y 2014 y auspiciado por el Fondo para la Igualdad de Género (FIG), sobre la base de una alianza estratégica conformada por cinco organizaciones de la sociedad civil, ONU Mujeres y el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES). El proyecto propuso impulsar la participación política y el liderazgo de las mujeres mediante el fortalecimiento de capacidades de las mujeres políticas de cara a los procesos electorales federales, estatales y municipales.

La estrategia de intervención de Iniciativa SUMA se divide en los siguientes componentes:

  • i) Sensibilizar a los tomadores de decisiones sobre la importancia de la participación de las mujeres en el ámbito político-electoral y, de esta manera, garantizar apoyos al proyecto con vistas a su intervención en cada entidad federativa;
  • ii) Programa de formación a mujeres líderes, así como mentorías personales en algunos casos;
  • iii) Estrategia de comunicación orientada a cambiar la opinión pública sobre la participación política de las mujeres;
  • iv) Asesoría legal a mujeres a quienes se les haya impedido de alguna manera el ejercicio de su derecho a la participación política;
  • v) Asesorías para introducir la agenda de empoderamiento económico de las mujeres en cargos de responsabilidad estatal o municipal.

En América Latina se considera que en fechas recientes se han producido muchos e importantes cambios en el desarrollo de la ciudadanía y de las estructuras políticas en general, a pesar de la persistencia de grandes obstáculos que ralentizan, y a veces bañan de ambigüedad las transformaciones. Dichos cambios tienen presencia hoy fundamentalmente en la escena electoral de la política. Todo ello es más que aplicable al caso de las mujeres y a su relación con la política en México, algunos de cuyos aspectos hemos trabajado en este texto.

Las mujeres pasaron o están haciéndolo, de ser clientas, votantes y demandantes a ejercer como activistas, candidatas y profesionales; están transitando de una actitud de delegar las decisiones a involucrarse en ellas. Se está construyendo la ciudadanía en un espacio cada vez más tendente a la democracia representativa. La participación política de las mujeres ha de inscribirse en el marco de un gran cambio cultural, desde el cual se divisan nuevos horizontes de igualdad a través del pacto y la negociación, sin idealizaciones inalcanzables, donde el concepto de política no sea sexista y se reconozca a hombres y mujeres por igual. La tendencia es a reconocer las prácticas sociales de actores y actrices más allá de las instituciones, al mismo tiempo que admite la subjetividad de la política misma.

Desde el feminismo, la academia y la política se han tendido puentes para trabajar a favor de la participación política de las mujeres; facilitarla o gestar una identidad política femenina como grupo de interés en paralelo o de la mano de otros colectivos sociales. También para revisar las formas y estilos de hacer política; modificar el modelo masculino hegemónico de la misma; cambiar la concepción, la mirada y las prácticas relacionadas con ella; transformar su lenguaje; reconceptualizar la teoría política; revalorizar los intereses y necesidades de las mujeres.